Las finanzas y la contabilidad son términos que, con frecuencia, se utilizan de forma intercambiable. A pesar de que ambas disciplinas están vinculadas a la administración y gestión de los activos de una organización, cada una posee un alcance y enfoque distintos.

Cuando se busca evaluar la salud financiera de una empresa o departamento, y tomar decisiones financieras estratégicas, resulta esencial contar con un conocimiento práctico de ambas disciplinas.

Finanzas y Contabilidad: Conceptos y Distinciones

Examinemos las principales diferencias entre finanzas y contabilidad:

  1. Alcance y Enfoque

Las finanzas y la contabilidad operan en diferentes niveles del espectro de gestión de activos.

La contabilidad brinda una instantánea de la situación financiera de una organización a través de la utilización de datos transaccionales pasados y presentes. Por otro lado, las finanzas tienen una naturaleza intrínsecamente orientada hacia el futuro, ya que su valor se deriva en gran medida de pronósticos y proyecciones.

En el ámbito contable, se obtiene una visión de la situación financiera de una empresa mediante lo que se conoce como la ecuación contable, generalmente expresada de la siguiente manera:

ACTIVOS = PASIVOS + PATRIMONIO NETO

Esta ecuación consta de tres componentes:

  • Activos: Todo aquello que una empresa posee y que posee un valor cuantificable.
  • Pasivos: Las obligaciones financieras que una empresa tiene hacia terceros, como salarios pendientes, deudas, alquileres, servicios públicos, bonos emitidos e impuestos.
  • Patrimonio neto: El valor neto de la empresa, es decir, la cantidad que quedaría si se vendieran todos los activos y se saldaran todas las deudas; este monto pertenece a los accionistas, ya sean propietarios privados o inversores públicos.

La ecuación contable debe mantenerse en equilibrio en todo momento: los activos del lado izquierdo deben ser iguales a las reclamaciones contra esos activos en el lado derecho. Este equilibrio es fundamental para determinar si los registros financieros de una empresa reflejan con precisión las transacciones realizadas en un período determinado.

Cuando se evalúa el rendimiento desde la perspectiva de las finanzas, el efectivo adquiere un papel fundamental.

Las finanzas analizan cómo una organización genera y utiliza efectivo de manera eficiente, haciendo uso de diversas mediciones. El flujo de efectivo libre, quizás la más crucial de ellas, examina cuánto dinero tiene una empresa para distribuir a los inversores o reinvertir después de cubrir todos los gastos. Constituye un sólido indicador de rentabilidad y se emplea para tomar decisiones de inversión actuales basadas en la expectativa de un pago futuro.

  1. Medición del Rendimiento Financiero

Esta diferencia de alcance subraya un contraste entre los fundamentos subyacentes de la contabilidad y las finanzas. El método de devengo contable, adoptado por la mayoría de las organizaciones, registra las transacciones a medida que se acuerdan, en lugar de cuando se completan. Esto permite que las transacciones se realicen a crédito o con pagos diferidos y opera bajo la idea de que los ingresos y los costos se suavizarán con el tiempo para representar con mayor precisión la realidad económica.

Las finanzas rechazan esta idea y sostienen que la mejor manera de medir los rendimientos económicos es calcular el efectivo que una empresa puede generar y aprovechar, lo cual depende del momento en que se efectúa el intercambio de efectivo, no solo cuando se acuerda.

La medición del rendimiento financiero resulta esencial para evaluar la salud y eficiencia de una empresa o inversión. Existen diversas métricas y enfoques utilizados en finanzas para medir este rendimiento. A continuación, se presentan algunas de las formas más comunes de medir el rendimiento financiero:

  • Retorno de la Inversión (ROI): El ROI se emplea para evaluar la rentabilidad de una inversión y se calcula dividiendo las ganancias o beneficios netos obtenidos de una inversión entre el costo total de la inversión. Un ROI positivo indica una inversión rentable.
  • Retorno de los Activos (ROA): El ROA mide la eficiencia con que una empresa utiliza sus activos para generar ganancias. Se calcula dividiendo las ganancias netas entre el total de activos de la empresa. Un ROA más alto indica una mayor eficiencia en la utilización de los activos.
  • Retorno de Patrimonio (ROE): El ROE evalúa la rentabilidad en función del capital propio de los accionistas y se calcula dividiendo las ganancias netas entre el patrimonio neto de la empresa. Un ROE más alto indica una mayor rentabilidad para los accionistas.
  • Margen Bruto y Margen Operativo: Estos márgenes miden la rentabilidad de las operaciones comerciales. El margen bruto se calcula dividiendo las ganancias brutas entre los ingresos totales, mientras que el margen operativo se calcula dividiendo las ganancias operativas entre los ingresos totales.
  • Índice de Liquidez: Los índices de liquidez, como el índice de liquidez corriente y el índice de liquidez rápida, evalúan la capacidad de una empresa para cumplir con sus obligaciones financieras a corto plazo. Cuanto mayor sea el índice, mejor preparada estará la empresa para afrontar sus deudas inmediatas.
  • Ebitda (Ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización): El EBITDA es una medida que muestra la rentabilidad antes de tener en cuenta los costos financieros, los impuestos y los gastos de depreciación y amortización. Se utiliza para evaluar la rentabilidad operativa.
  • Índice de Apalancamiento: Este índice evalúa la cantidad de deuda utilizada en relación con el capital propio. Un alto índice de apalancamiento puede indicar un mayor riesgo financiero.

La elección de las métricas adecuadas para medir el rendimiento financiero dependerá de los objetivos y la naturaleza de la empresa o inversión. Resulta fundamental emplear una combinación de estas métricas para obtener una visión completa y precisa del rendimiento financiero.

  1. Evaluación del Valor

Otra diferencia entre estas disciplinas radica en su enfoque hacia la valoración. En contabilidad, a menudo se aplica el principio de la prudencia, que sugiere que las empresas deberían registrar valores proyectados más bajos de sus activos y estimaciones más altas de sus pasivos. Según esta doctrina, si no se conoce con precisión el valor de algo, se debe considerar como cero. Esto ayuda a las empresas a evitar sobreextenderse al subestimar el valor de los activos y sobreestimar las obligaciones que deben.

En finanzas, se utiliza un proceso analítico conocido como valoración para determinar el valor de una empresa, proyecto o activo. El estándar de oro en este ámbito es el descuento, que se aplica a una serie de flujos de efectivo a lo largo del tiempo. La tasa de descuento, representada como un porcentaje, tiene en cuenta el costo de oportunidad, la inflación y el riesgo, y lleva el valor de un flujo de efectivo futuro a su valor presente.

Tanto las finanzas como la contabilidad son útiles para evaluar la posición y el desempeño de una empresa. Al comprender los principios subyacentes de cada disciplina y sus contrastes, es posible desarrollar una mayor intuición financiera y tomar decisiones comerciales más acertadas.

Referencias

Entrada de la serie: Manual de Gestión administrativa

Finanzas corporativas en línea | Asesoramiento en finanzas corporativas | Harvard Business Review

Una mayor información: pdv-a.com  | avacum.com | email to: jperez@pdv-a.com | info@pdv-a.com

Páginas de interés: https://www.investing.com/https://www.nyse.com/index |https://hbr.org/

Información sobre contenidos www.akademiun.com | https://akademiun.com/contenidos/ email: info@akademiun.com