La inflación subyacente juega un papel clave en la economía al ayudar a identificar y comprender los factores que influyen en el comportamiento de los precios cuando aumentan drásticamente.

La variación en los precios de los productos y servicios que consumimos es una parte normal del desarrollo económico. Sin embargo, cuando estos precios aumentan drásticamente, es necesario identificar los factores que influyen en su comportamiento para tomar medidas que mantengan la buena salud financiera de los países. Es aquí donde la inflación subyacente juega un papel clave. A continuación, te explicaremos cómo funciona este indicador financiero periodístico.

En la década de 1970, un conflicto bélico que involucró a varios países productores de petróleo a nivel mundial hizo que el precio del crudo se multiplicara. Esto ocasionó, en primer lugar, un aumento en los costos de los sectores económicos que dependían directamente de él para funcionar, como el transporte y la industria. Luego, afectó a los sectores que dependían indirectamente, como la producción de insumos agrícolas o textiles.

Ante el considerable aumento en los precios de los productos y servicios de consumo, se hizo necesario encontrar un mecanismo capaz de medir el impacto concreto que aquella crisis del petróleo estaba teniendo en la economía. También se requería un instrumento que permitiera conocer el comportamiento de los demás sectores productivos, independientemente de situaciones externas que alteraran considerablemente la estabilidad de los precios. La respuesta fue la creación del indicador de la inflación subyacente.

Diferencias entre la inflación subyacente y la inflación

Ya hemos explicado en otra ocasión qué es la inflación y cómo medimos la evolución de los precios de la economía de un país mediante el IPC (Índice de Precios al Consumo). Ahora, nos centraremos en la inflación subyacente, que, aunque está estrechamente ligada a la inflación, sirve para identificar y entender de forma más clara y precisa la evolución de los precios.

La inflación tradicional se diferencia de la subyacente en dos aspectos principales:

  • El primero es que la inflación tradicional tiene en cuenta la evolución de precios a nivel general en un amplio listado que contiene los productos y servicios que consumimos (IPC). En cambio, la inflación subyacente no considera para su cálculo a la energía (electricidad, gasolina, gas…) ni a los alimentos no elaborados (frutas, verduras…), aunque sí tiene en cuenta todo lo demás, como alimentos procesados, ropa, restauración, comunicaciones, etc.
  • El segundo aspecto que diferencia a la inflación subyacente tiene que ver con el tiempo de medición. La inflación se utiliza generalmente para comparar la evolución de los precios a largo plazo, por ejemplo, de forma anual, para analizar su comportamiento año tras año. En cambio, la inflación subyacente permite hacer mediciones a corto y medio plazo, comparando un mes o un trimestre con otro.

¿Para qué se utiliza la inflación subyacente?

Como hemos visto con el caso de la crisis del petróleo, los productos energéticos y los alimentos sin procesar son característicamente volátiles en sus precios debido a factores que alteran su producción o transporte, como conflictos bélicos, escasez de suministros, desastres naturales o problemas logísticos, entre otros. Al no tener en cuenta estos elementos, la inflación subyacente permite a los países conocer la evolución de los precios con independencia de eventos coyunturales o transitorios, muchas veces externos. Esto les brinda la posibilidad de implementar y medir con mayor rapidez los resultados de sus políticas económicas internas.

Por último, la volatilidad que la energía y los alimentos pueden causar en los mercados es alta, por lo que la inflación subyacente es un indicador más estable. Por lo general, ofrece una tasa de variación de precios inferior a la inflación convencional. A modo de ejemplo, un país puede tener una inflación del 8,3 % debido a un problema concreto relacionado con la energía o los alimentos no procesados, mientras que su inflación subyacente puede ser de apenas el 2,5 %, lo que demuestra el impacto que tienen esos dos sectores en la economía.

En resumen, la inflación subyacente es un indicador financiero que permite comprender mejor la evolución de los precios al excluir elementos volátiles como la energía y los alimentos no procesados. Al brindar una perspectiva más clara y precisa, se convierte en una herramienta valiosa para los países al implementar políticas económicas y mantener la estabilidad financiera.

Referencias

International Monetary Found, OCDE, Banco Mundial | Avacum – Asesoría en finanzas corporativas en línea | PDV-a  Asesoramiento en finanzas corporativas

Creada en respuesta a la crisis del petróleo en la década de 1970, este indicador permite medir el impacto concreto de eventos externos en la economía y evaluar la evolución de los precios independientemente de situaciones coyunturales.

La inflación subyacente difiere de la inflación tradicional en que excluye la energía y los alimentos no elaborados de su cálculo, centrándose en los productos y servicios que consumimos diariamente.

Además, se utiliza para realizar mediciones a corto y medio plazo, a diferencia de la inflación tradicional que se enfoca en análisis a largo plazo.

Al brindar una perspectiva más estable de la evolución de los precios, la inflación subyacente se convierte en una herramienta valiosa para implementar políticas económicas y mantener la estabilidad financiera en los países.

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