• La economía de China enfrenta una desaceleración similar a la burbuja inmobiliaria japonesa de los años 80.
  • A pesar de las fluctuaciones a corto plazo debido a políticas de cero Covid, se espera que el crecimiento del PIB chino continúe disminuyendo según pronósticos, con el FMI previendo tasas del 4,5% en 2024 y 3% al final de la década.
  • Aunque el crecimiento es importante, el equilibrio entre ahorro e inversión tiene un papel crucial en la economía china, caracterizada por altas tasas de ahorro e inversión que superan el 40% del PIB.
  • La inversión masiva en infraestructura ha sido vital para el crecimiento, pero ahora enfrenta rendimientos decrecientes, con exceso de viviendas construidas y limitaciones para impulsar mayores ingresos.
  • A medida que China busca soluciones, el exceso de ahorro chino se exporta al mundo a través de superávits en cuenta corriente, lo que podría agravar tensiones comerciales y políticas proteccionistas a nivel global.

Mercados financieros: La economía de China presenta una desaceleración.

La presente desaceleración de la economía de China ha suscitado diversas explicaciones. No obstante, la mayoría de los pronósticos coinciden en un punto: aunque los datos a corto plazo se han vuelto algo volátiles debido a las políticas draconianas de cero Covid implementadas por las autoridades, la mayoría de los observadores anticipan que la tendencia del crecimiento del PIB chino continuará a la baja.

El Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, prevé que el crecimiento alcance solo el 4,5% en 2024 y disminuya al 3% para finales de esta década. Aunque este crecimiento supera a la mayoría de las economías avanzadas, está lejos de las tasas de dos dígitos de hace una década. Sin embargo, el crecimiento es solo una parte de la historia.

Es comprensible que el crecimiento sea el foco de atención, ya que China ha sido un motor importante del crecimiento del PIB mundial durante décadas. Además, el tamaño de la economía china, un determinante clave de su capacidad para ampliar sus fuerzas militares, influirá en el equilibrio de poder con su principal rival, Estados Unidos. No obstante, el crecimiento no es el único ni, quizás, el principal canal a través del cual la economía china afecta al mundo. El equilibrio entre ahorro e inversión también tiene una gran relevancia, posiblemente incluso mayor.

Una de las características distintivas de la economía de China son sus tasas extraordinariamente altas de inversión y ahorro, que superan el 40% del PIB. Esto representa el doble de las tasas en la Unión Europea y Estados Unidos, e incluso supera las tasas de otros países asiáticos, como Japón y Corea del Sur.

La inversión, especialmente en infraestructura de alta calidad, ha sido esencial para mantener el rápido crecimiento del PIB chino. China construyó la red de ferrocarriles de alta velocidad más extensa del mundo en tiempo récord. Hoy en día, incluso ciudades de tamaño medio cuentan con sistemas de metro, y los nuevos y relucientes aeropuertos chinos eclipsan a las envejecidas terminales de Estados Unidos y Europa.

Esto se evidencia mejor en los problemas del sector de la construcción. Durante la última década, se han construido tantas viviendas en China que existen aproximadamente 40 metros cuadrados por persona, casi tanto como en Alemania o Japón. En otras palabras, China ha construido un inventario de bienes duraderos similar al de una economía desarrollada, satisfaciendo eficazmente la demanda de vivienda antes de alcanzar los niveles de ingresos asociados a dicho inventario.

Esta situación limita significativamente el potencial de inversión para impulsar aumentos adicionales en los ingresos. En este punto, la construcción adicional de viviendas simplemente generaría más ciudades fantasmas, brillantes y recién construidas pero vacías. Además, dado que tanto las viviendas adicionales como la infraestructura en general tienen una larga vida útil, esta situación no cambiará sustancialmente en el corto plazo.

Problemas similares a Japón en las últimas décadas.

Hace unas décadas, Japón enfrentó un problema similar. Tras la explosión de su burbuja inmobiliaria a finales de la década de 1980, el gobierno intentó sacar a la economía de una grave recesión mediante inversiones masivas en infraestructura. Sin embargo, la mayoría de las nuevas carreteras no condujeron a ninguna parte, y después de años de gastos significativos, el gobierno tuvo que abandonar esta estrategia.

En China, la respuesta a una menor inversión podría parecer sencilla: los chinos podrían aumentar su consumo. Sin embargo, debemos recordar que la tasa de ahorro en China también es extraordinariamente alta y ha permanecido así a pesar de los esfuerzos de las autoridades durante la última década para fomentar el consumo interno como motor de crecimiento. Por lo tanto, es poco probable que veamos un aumento significativo en el consumo en un futuro cercano.

Además del consumo, China podría dirigir sus ahorros hacia la inversión en fuentes de energía renovable, como la solar y la eólica. Sin embargo, dado que esta inversión ya se acerca a los 300 mil millones de dólares anuales, una cifra mucho mayor que la invertida en Estados Unidos o Europa, las energías renovables tienen una capacidad limitada para absorber los ahorros chinos.

En un contexto de inversión decreciente, el alto ahorro chino se exporta al mundo a través de superávits en cuenta corriente. En China, estos superávits son incluso más grandes que en otros países con excedentes de ahorro, como Alemania o Japón, debido al tamaño de la economía china y su potencial excedente.

Si el ahorro se mantiene en su nivel actual, más del 40% del PIB, pero la inversión cae al 30% del PIB (una proporción aún elevada), China deberá mantener un superávit en cuenta corriente del 10% del PIB para mantener la economía equilibrada. Dado que el PIB de China pronto alcanzará los 20 billones de dólares, este superávit equivaldría a casi 2 billones de dólares. Esta cifra supera en varias ocasiones los superávits anteriores en Alemania o Japón y es lo suficientemente grande como para afectar al equilibrio global entre ahorro e inversión.

La presión a la baja sobre las tasas de interés, un efecto indirecto del superávit de ahorro chino, podría ser relativamente benigna. Sin embargo, se avecina un peligro mayor: los grandes superávits en cuenta corriente chinos podrían impulsar una tendencia, que ya está acelerándose, hacia la protección de las industrias nacionales contra la competencia china.

Esto no es necesariamente inevitable. Con sus inversiones en tecnologías como baterías, paneles solares y vehículos eléctricos, los exportadores chinos están en camino de obtener una ventaja cada vez mayor en las industrias verdes intensivas en capital. Europa y Estados Unidos podrían recibir con satisfacción las importaciones verdes económicas como una forma de reducir los costos de sus políticas climáticas. Sin embargo, esto parece poco probable en el actual clima de confrontación geopolítica. En cambio, es probable que veamos más políticas proteccionistas que aumenten los costos y no contribuyan a reducir el ahorro chino.

References

Finanzas corporativas en línea | Asesoramiento en finanzas corporativas | Harvard Business Review