En los últimos meses estamos viendo como en las economías los países occidentales existe un incremento notable de la inflación y una discusión a nivel político y general de la actuación que deben de tener los bancos centrales para controlar o frenar la misma.La parábola cañones o mantequilla nos puede ayudar a enterder el problema de la inflación.
Hemos pasado un periodo muy difícil, la pandemia. Todas las economías han utilizado políticas expansivas, lo que ha supuesto aumentar el gasto público, aumentando a su vez la liquidez en los mercados y una contención de la tasa de interés.
Este año 2022, estamos viviendo unas tasas de inflación que no conocíamos desde la década de los setentas (hace 50 años) y es la historia económica la que nos da una serie de lecciones que cabe recordar.
Existe una parábola que utilizaba Paul Samuelson para explicar que son las ventajas competitivas con las que cuenta una economía.
¿que es mejor, producir cañones o producir mantequilla?
Desde un punto de vista simple, cualquiera diría que en mejor producir mantequilla. Es lo mejor que puede pasar en un país ya que se ubicarían los problemas que conllevan los cañones. Producir armas significa guerra y producir alimentos significa la paz.
Samuelson llevaba la pregunta un poco más lejos y comentaba si podemos producir armas y alimentos a la vez o era mejor hacer cañones o mantequilla de una forma exclusiva.
La respuesta a la pregunta se basa en un concepto que es la ventaja competitiva. Si somos mejores produciendo cañones debemos de producir cañones si somos mejores produciendo mantequilla o alimentos debemos de producir alimentos, ya que con el beneficio de producir indistintamente el producto en que tenemos una mejor ventaja competitiva podemos crecer la economía y con ello crear empleo y reducir los niveles de inflación.
En la década de los sesentas Estados Unidos está inmerso en una guerra (Vietnan) y el Presidente Lyndon Johnson decidió hacer una política extraordinariamente expansiva que dominó construir la “Gran Sociedad”.
Podemos ver en alguna serie popular de las cadenas de streaming (House of Card) como dentro de la ficción se crea ese concepto y como el Presidente, de una forma irracional lo que quería es un aumento del gasto público acompañado generalmente de una disminución de los impuestos, con el fin de transcender, crear un legado que perdurase en el Tiempo.
En aquella época la reserva federal (año s’60,s) observó que la inflación aumentaba y decidió subir los tipos de interés, bajar la liquidez en el mercado y recomendar un ajuste en el déficit público lo que de alguna forma soliviantó el liderazgo de Johnson que ya de por sí no tenía fama de ser una persona de un buen humor. La FED ante la presión de liderazgo, cedió y propuso una política mucho más acomodaticia reduciendo las tasas de interés y aumentando el gasto público.
Las consecuencias fueron bien claras, una inflación totalmente descontrolada, un déficit público financiado con deuda pública y un aumento del desempleo.
Inflación y desempleo lo peor de los mundos.
Después del enfrentamiento entre el poder legislativo y el poder ejecutivo, prevaleciendo el primero y renunciando el segundo, el dólar se debilitó y Nixon anunció que se separaba del patrón oro (1971). Reagan (1981) no tuvo más remedio que reducir el gasto público de una forma enérgica como única herramienta para bajar la inflación, con una posición extremadamente pragmática con respecto a la política monetaria logrando bajar la inflación a menos del 2%.
Sin embargo hemos visto cómo en tiempos de la pandemia los dos últimos presidentes Trump y Biden, han tenido como política, el primero bajar los impuestos y el segundo aumentar el gasto público y entre ambos elevar el déficit público hasta números record históricos.
Biden, está haciendo el papel de Lyndon Johnson, proponiendo programas de rescate extremadamente ambiciosos y fuera de la realidad de la fragilidad económica que nos ha dejado la pandemia.
Otra vez lo mismo, la historia se repite y la ficción (house of cards) expresa en sus producciones la tentación de algunos Presidentes y líderes de crear un legado hacia la posteridad que al final y a la postre suponen una política de extrema en responsabilidad en lo económico.
Estamos viendo en la mayoría de los países occidentales elementos de populismo económico realmente preocupantes, por ejemplo la mayoría de los países europeos están en record de déficit público y nos hace preguntarnos.
- ¿Quién va a pagar esa deuda?
- ¿Qué papel tiene la autoridad monetaria?
- ¿Se está repitiendo la historia?
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