Los bonos verdes, que financian proyectos medioambientales, han dejado de ser un producto de nicho y representan una fuente importante de inversión con un crecimiento anual del 90% entre 2016 y 2021.
La transición hacia una economía sostenible es una realidad que requiere una inversión significativa, estimada en 9,4 billones de dólares anuales para lograr emisiones netas de carbono igual a cero en 2050.
Estos bonos son similares a los tradicionales en términos financieros pero se distinguen por su enfoque exclusivo en proyectos medioambientales.
La diversidad de emisores ha aumentado, incluyendo empresas y gobiernos, y la base de inversores se ha ampliado.
Se espera que la emisión de bonos verdes continúe creciendo en el futuro debido a compromisos medioambientales globales, el interés de las empresas y la demanda de inversores, respaldado por cambios políticos y regulaciones más estrictas.
La transición hacia una economía sostenible ya no se vislumbra como un objetivo abstracto, sino como una realidad palpable. Sin embargo, este proceso de transformación demanda considerables inyecciones de capital. Según estimaciones recientes, la inversión media anual requerida para alcanzar la meta de una economía global con emisiones netas de carbono igual a cero para el año 2050 asciende a la abrumadora cifra de 9,4 billones de dólares.
En este contexto, el mercado de bonos a nivel mundial se erige como una fuente primordial de inversión destinada a impulsar la transición hacia un entorno climático más saludable, en particular a través de los denominados «bonos verdes».
Estos instrumentos, que en el pasado eran considerados un producto de nicho, destinados a financiar proyectos benéficos para el medio ambiente, han adquirido un papel preponderante en el ámbito de las inversiones convencionales.
Este mercado se encuentra en constante expansión, registrando un crecimiento promedio anual cercano al 90% entre los años 2016 y 2021. Gracias a este acelerado desarrollo y a la creciente variedad de fondos de inversión que ofrecen oportunidades relacionadas con los bonos verdes, los inversores tienen la capacidad de incorporarlos como parte de su portafolio de renta fija, en sustitución de activos tradicionales.
¿Pero, qué son exactamente los bonos verdes? Se trata de valores de renta fija estándar, con un matiz verde que los distingue. Sus características financieras, tales como su estructura, riesgo y rentabilidad, se asemejan a las de los bonos tradicionales. La diferencia principal reside en su propósito:
destinan sus fondos exclusivamente a proyectos o actividades que poseen un objetivo medioambiental específico.
La adopción de los estándares de la Unión Europea ha llegado en un momento propicio, puesto que los bonos verdes representan una oportunidad indiscutible.
Inicialmente, este mercado estuvo dominado por bancos multilaterales de desarrollo, tales como el Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el Banco Mundial, y en la actualidad, su volumen se estima en alrededor de 1,5 billones de euros. Con el tiempo, la diversidad de emisores se ha expandido, incluyendo a empresas y gobiernos de todo el mundo que buscan inversiones para impulsar sus planes de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y resguardarse de los riesgos climáticos físicos. Paralelamente, la base de inversores ha experimentado un crecimiento constante, incorporando a un número cada vez mayor de inversores tradicionales en el mercado de renta fija.
Sostenemos que el impulso en el mercado de bonos verdes refleja un compromiso en constante ascenso con la construcción de una economía sostenible, a la par que se generan retornos financieros atractivos.
El primer bono verde emitido por la Unión Europea en 2021 constituye un ejemplo paradigmático de la convergencia de la ambición de los emisores y el apetito de los inversores: no solo recaudó una cifra récord de 12.000 millones de euros, sino que también recibió solicitudes que superaron en 11 veces lo previsto, con un monto total solicitado por una amplia gama de inversores que ascendió a más de 135.000 millones de euros.
Un factor crucial para la expansión del mercado de bonos verdes ha sido el desarrollo de directrices como los Principios de los Bonos Verdes y el Estándar de Bonos Climáticos.
Estos marcos han promovido la transparencia y la credibilidad, alentando a los emisores a proporcionar la información necesaria para que los inversores evalúen las credenciales medioambientales de un bono. Además de los esfuerzos globales, se han desarrollado directrices a nivel regional y nacional, destacando en este contexto la influyente taxonomía de la Unión Europea, que ha establecido una lista de actividades económicas sostenibles desde una perspectiva medioambiental.
La excepcional volatilidad del mercado y el aumento de las tasas de interés han desacelerado la emisión de nuevos bonos verdes en 2022, dificultando el acceso de algunos emisores a los mercados de capitales, un fenómeno que ha afectado al mercado de bonos en general.
No obstante, de cara al futuro, proyectamos que en 2023 se emitirán alrededor de 600.000 millones de euros en bonos verdes, lo que podría elevar el tamaño del mercado a más de 2 billones de euros, conforme los Estados y las empresas continúen intensificando sus ambiciones medioambientales.
De acuerdo con Climate Action Tracker, aproximadamente 140 países han anunciado o están considerando objetivos de emisiones netas de carbono igual a cero, cubriendo cerca del 90% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Este aumento en los compromisos probablemente impulse a más países y entidades supranacionales a emitir bonos verdes como una forma efectiva de canalizar capital hacia proyectos relacionados con el clima. Un ejemplo es la decisión de la India de emitir bonos verdes soberanos por valor de 160.000 millones de rupias en el ejercicio fiscal que concluye en marzo de 2023.
Las empresas también están comprometidas cada vez más con la meta de emisiones netas de carbono igual a cero. A finales de 2021, más de 2.200 empresas, que representaban una capitalización bursátil de 38 billones de dólares, perseguían objetivos de reducción de emisiones sólidamente fundamentados en la ciencia para alinearse con los objetivos del Acuerdo de París.
La demanda de los inversores seguirá estimulando la emisión de bonos verdes.
A pesar de las restricciones monetarias agresivas que pusieron a prueba la demanda de bonos en 2022, un segmento del mercado de renta fija, conocido como los fondos ESG (Medio Ambiente, Social y Gobernanza), ha demostrado ser relativamente resistente. Este grupo, que incluye fondos dedicados a los bonos verdes, ha experimentado un aumento en los activos gestionados del 3% desde finales de 2021, mientras que los fondos que no siguen criterios ESG registraron una disminución del 3%.
Por último, anticipamos que el entorno político, incluyendo mejoras en las directrices y normativas, continuará fomentando la emisión de bonos verdes y la inversión en proyectos sostenibles. En adición a la fortificación de sus regulaciones sobre bonos verdes en 2022, China se comprometió a desarrollar aún más las energías renovables como parte de su XIV Plan Quinquenal. En los Estados Unidos, el presidente Joe Biden promulgó en agosto la Ley de Reducción de la Inflación, que prevé un gasto de aproximadamente 386.000 millones de dólares en energía y medidas relacionadas con el clima a lo largo de 10 años, con incentivos fiscales adicionales por valor de unos 265.000 millones de dólares por encima de las tendencias previas.
La transición hacia una economía global con bajas emisiones de carbono representa un desafío de gran envergadura que requerirá una acción concertada de gobiernos, empresas, inversores, líderes políticos y ciudadanos. Uno de los desafíos fundamentales que enfrentaremos en los próximos años será movilizar las considerables sumas de capital necesarias para invertir en una amplia gama de áreas, que abarcan desde infraestructuras ecológicas hasta tecnologías de vanguardia que serán esenciales para alcanzar emisiones netas de carbono igual a cero en el año 2050 y frenar el avance del cambio climático.
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